Por: María Beatriz Cardoso
Desde el comienzo de la humanidad, el hombre experimentó distintas medicinas para curar o mitigar las dolencias y enfermedades que lo aquejaban. A medida de que su conocimiento avanzaba también surgió la necesidad de conservarlas para poder disponer de los remedios cuando fuera necesario. Como resultado, a partir
de la experiencia acumulada se fueron utilizando diferentes elementos para su manipulación y almacenamiento.